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Publicado: Martes, 22 Noviembre 2011 21:06

¿Cómo se puede perder un partido como visitante metiendo 100 puntos? Una de las posibles respuestas a esta pregunta sería: "Tener enfrente un gran equipo como Alfàs del Pi". Sin duda, ante cualquier otro equipo, la historia hubiera sido bien diferente.

El pasado domingo el Platja de Palma y el equipo local, l'Alfàs del Pi, dieron todo un espectáculo a los poquísimos aficionados presentes, en un partido de alto acierto ofensivo y en el que las defensas cedieron el protagonismo a los ataques, algo de agradecer entre la tendencia actual del baloncesto hispano.

Si hace poco más de 6 meses ya titulábamos 'Partidazo !!!' en el último enfrentamiento entre ambos equipos en el Toni Servera, el del domingo parecía la continuación del mismo. Un Alfàs, muy reforzado respecto al de la temporada pasada pese a perder a una de sus 'estrellas' Albert Ausina, respondía al buen inicio del Platja de Palma y aprovechando las segundas opciones que le daba su rebote ofensivo comandaba en el marcador en el primer cuarto. El cubano Rangel Ramírez y un omnipresente Jorge Lledó dominaban los tableros y lideraban a su equipo. Los de Maties Cerdà, pese al defícit reboteador, aprovechaban su alto acierto de cara a canasta para mantenerse a tiro de los locales, pero sin evitar que cerrasen el primer cuarto con 29 puntos en su casillero.

Los nuestros, pese al marcador adverso, se encontraban cómodos por como transcurría el partido y en un gran segundo cuarto se mostraron como el equipo avasallador de la temporada pasada. Berto Alzamora y Pau Giménez recuperaban el control de los tableros y el Platja de Palma devolvía el parcial a los locales endosándoles 30 puntos en un cuarto casi perfecto. El parcial de 21 a 30 daba ventaja a los insulares en el intermedio al que llegaban dos puntos arriba (50-52) y con el partido en su terreno, el del baloncesto ofensivo y sin especulaciones.

Era importante mantener el ritmo tras el descanso, pero fueron los locales los que lo tuvieron más claro. Un 8-0 de salida, estirado hasta un 16 a 3 con la inestimable colaboración de los dos colegiados de turno, ponían complicado el partido. En poco más de 3 minutos Alfàs se plantaba en la friolera de 66 puntos y con el Platja de Palma tocado. Maties Cerdà se veía obligado a solicitar tiempo muerto y ordenaba un cambio a zona que pronto daría sus frutos. Alfàs veía frenado su caudal ofensivo y se estrellaba una y otra vez contra la disposición defensiva tan poco habitual en los nuestros. El partido se ajustaba y el técnico local, sorprendentemente, sentaba a su mejor tirador, Kuko Cruza. Pero entonces aparecía la otra figura de los locales, Jorge Lledó, que, jugando de tres, empezaba su recital desde la línea de 6,25 con cuatro aciertos en el cuarto, lo que permitía a su equipo superar el mal trago y encarar el definitivo parcial todavía por delante, 78 a 75.

El Platja de Palma insistía en su defensa zonal que tanto incomodaba a los locales y el último cuarto se convertía en un toma y daca en el que ninguno de los dos quería ceder. Un triple de Sergi Riera ponía por delante a los palmesanos que veían culminada su remontada y afrontaban los últimos minutos con las posibilidades de victoria intactas. Un 2+1 de Alzamora, otro gran partido el suyo, ponía el 98 a 100 a falta de poco más de 30 segundos. Tras el lógico tiempo muerto, Alfàs se la jugaba a ganador y buscaba el triple. Después de una rotación de balón poco clara y apurando la posesión, una desesperada penetración de Archer, el americano del Alfàs, acababa en una asistencia a Cardador que, desde la línea de 3 ponía a su equipo por delante.

Quedaban todavía más de 10 segundos y la última jugada era para el Platja de Palma. El intento de penetración, buscando al menos una posible falta que le diera dos tiros libres, de Sergio Rodríguez no tenía éxito y el balón iba a parar a las manos de Sergi Riera que, desde la misma posición desde la que había acertado un minuto antes, fallaba su intento de 6,25, frustrándose así las esperanzas de victoria.

Segunda salida y segunda derrota en un final a cara o cruz, pero con una imagen muy distinta del equipo en una y otra. Perder como se perdió el domingo duele y más a un equipo ganador como el nuestro, pero la derrota no puede esconder la progresión de un equipo que va alcanzando el nivel al que nos tenía acostumbrados. Y eso, sin duda, invita al optimismo.

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