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Categoría: Cadete femenino A

Publicado: Martes, 29 Mayo 2012 23:00

Miércoles 30 de mayo. 23:30 h.:Sólo en mi habitación, pero con mi cabeza llena de todo lo vivido en estos días me dispongo a contar lo que pasó en este día último de la historia de este equipo. Muy temprano la luz que entraba por la ventana y los constantes sonidos de la calle, me despertaron. Decidí salir a hacer algunas compras para traer algo de la tierra. Productos típicos, como el queso de cabra, la butifarra y un choricito Light. Todo ello a muy bien recio, el que pasa hambre en esta tierra es porque quiere.

Es ya tradicional en mis concentraciones que el último día las jugadoras sean despertadas con una flor, que generalmente requiso de algún jardín cercano. Observamos en Barbastro que todas las plantas con flores de la calle estaban vigiladas por una cámara. Difícil me lo ponen, pensé. No tuve elección y busqué una floristería.

La señora de la tienda alucinaba cuando le dije que quería veinte flores iguales y allí me cargó con cuatro paquetes de flores. Tan cargado iba que no veía bien las calles por lo que me perdí. Menos mal que mis ayudantes siempre están al quite, bueno en esta ocasión estaba en compañía de Morfeo y los whasappitos no fueron suficiente para despertarlas, tuve que llamar y llamar. Tras vueltas y vueltas encontré el camino de vuelta al Palafox. Coloqué las flores junto a los croassanes para dar un toque de romanticismo al desayuno. También tuvieron su flor las mamás e incluso algún papá que estuvo florido y hermoso. Desayunados, recogimos todo, bueno menos Sofía que siempre se deja algo, en esta ocasión la plancha del pelo, y lo almacenamos en la habitación de la Capitana, la 111. A las 11:00 horas jugaban los octavos de final los dos Sant Adrianes. Como quiera que habíamos hecho muy buenas migas con los del B sobre todo con José el Adrianense, fuimos a animarlas. Y allí estaban los cuatro padres del Sant Adria B dándonos pañuelos morados, camisetas y bufandas de su equipo. La mayoría de nuestras jugadoras parecían venir de los san Fermines con el pañuelo en el cuello y un servidor se lo colocó a lo Sandocán. El Sant Adria A venció al B por sólo 4 puntos lo que aún daba mayor importancia al partido que habíamos hecho el día anterior.

Y nos despedimos del pabellón donde habíamos vivido esa gran experiencia que sólo Dios sabe cuando la volveremos a vivir. Fuimos al hostal a por las maletas y al bus que ya nos esperaba en la puerta. Allí se iniciaba nuestro último viaje como equipo. Aún recuerdo el primero, a Andratx. ¿Quién iba a decirnos que nos codearíamos con la jet set del básquet? El camino hacia Zaragoza fue silencioso, mucho cansancio, mucho sueño y nuestra cabeza que se había quedado en Barbastro. Llegamos al aeropuerto de Zaragoza, inmenso como es él, y facturamos. Es curioso este aeropuerto, el señor que te factura, es el mismo que después está en la puerta de embarque y no me estrañaría que pilotase el avión. Otra curiosidad es que vas al avión como si fueses a un bus, caminando por la pista tranquilamente. El vuelo fue apacible, seguramente porque no dejé a Jordi Jr hacer una profecía meteorológica. Llegados a Palma caminamos hacia las maletas con cantos que animaban el ambiente aeroportuario. Y formamos la procesión de salida, con la Pili sentada en el carro que abría la misma y la Sofi subida en un lateral. Por tres veces intentamos salir y no había nadie esperando, mejor dicho estaban en otra puerta. Al final lo conseguimos y nos encontramos con los padres que no habían viajado y que desde Palma nos habían transmitido su apoyo.

Abrazos, besos, alguna lágrima escondida. Todo había acabado. Cada uno de los componentes del equipo se fueron marchando hacia lo que el destino les tenga preparado para el futuro. No será un futuro común, pero no que nadie nos podrá quitar ya es lo que hemos vivido esta temporada. Nuestro corazón tendrá ya siempre a esas personas junto a las que hemos sido tan felices y seguramente en el futuro intentaremos copiar lo que hemos hecho bien esta temporada para poder, en la medida de sus posibilidades, repetirla.

Solo puedo decir a todos los que habéis formado este equipo, padres, jugadoras, entrenadores, gente del club: Gracias por hacerme muy feliz durante 10 meses. Que Dios os bendiga a todos.